Oda a la Lavadora

Odio lavar… es una de esas actividades netamente femeninas (como nuestro muy ilustrísimo e iluminado ex presidente Fox indico una vez con palabras mas ofensivas) que simplemente no se me dan. Tengo las bases, se que se usa jabón, vamos que tengo mi super caro “jabón zote” escondido por ahí, pongo atención a los anuncios de Ariel perlas activas y me sorprendo ante los anuncios del suavizante sin enjuague (la autora reconoce que no tiene ni perra idea de que significa, pero se oye apantallante)(en realidad la autora no tiene ni perra idea tampoco de cuando se pone el suavizante pero igual lo compra para aparentar) el punto es que parece ser que yo simplemente no nací con esos genes, probablemente mi cromosoma X este defectuoso.

Dado que tuve la brillante idea de vivir sola siendo casi una niña tuve que enfrentarme a la tortuosa tarea de lavar a mano un tiempo, los resultados eran nefastos, tal vez algunos de mis compañeros universitarios se dieran cuenta de ello.

Luego entré a la era de la lavadora, sencillo, fácil, su precepto mas alto: “Nunca mezcles ropa de color con ropa blanca” precepto que me pase fastuosamente por el arco del triunfo. ¿El resultado? Seguramente los que me vieron en la universidad recordaran el simpático suceso de la bata de laboratorio rosa. Y déjenme decir que no soy fanática del rosa, de hecho, lo odio.

Ahora que me vine a vivir a un cuarto en una semi-pension (a esto no se le puede llamar así por favor) la señora amablemente tiene la ultima tecnología en lavadoras automatizadas y computarizadas… ¿resultado? Soy incapaz de lavar. Esos botones son obra del chamuco!! Soy capaz de manejar una computadora, he podido arreglar un reproductor de discos compactos, me robe el cable de la cuadra y lo conecte a los tres cuartos de mis padres ¡pero soy incapaz de manejar una maldita lavadora!

Lo que debería llevarse solo 1 hora máximo a mi me lleva tres días, en ir a picar y picar botones hasta lograr que termine el ciclo… Definitivamente en la evolución natural el fino arte de lavar que mi madre y mi abuela manejan con tan eficientes resultados desapareció conmigo. Hemos dado el próximo salto a la evolución… pero para mal por lo que veo.