Me disculpo de antemano por el tono de este post, pero he estado un poco melancólica y preocupada los últimos días y eso deriba al dibujo y por ende a este post.
Dibujo desde que tengo memoria, incluso antes de escribir nada me daba mas placer que trazar líneas sin sentido ya sea con el papel o con las viejas acuarleas vinci o con las crayolas. Mis primeros recuerdos acerca de ello se remontan a mi abuela materna, de quien creo que lo heredé. Mi abuela en aquel entonces todavía diseñaba vestidos, se iba a las tiendas de ropa y se grababa los diseños y luego llegaba a casa a pasarlos en sus miles de cuadernos de dibujo, recuerdo que me fascinaba verla dibujar con tanta facilidad. Sus dibujos eran sagrados, por mas que hubiera deseado colorearlos, tenían cierta belleza propia, a pesar de que sus modelos, sin rostro, se quedaban inmóviles modelando en distintas poses un corte, creo que eso era lo que mas me gustaba, las inmóviles formas sin rostro que aún así transmitían cierta gracia.
Mi abuela hubiera sido una gran diseñadora de modas, pero las circunstancias de su vida la llevaron a destinos mas dolorosos.
Ella era quien me ayudaba en las tareas de dibujo cuando yo era demasiado joven para trazar algo decentemente, no se porque siempre he recordado el viejo dibujo de Benito Juarez. Cuando tenía unos 8 años me inscribí en uno de los nefastos concursos del Niño y la Mar, recuerdo que me dormí de madrugada terminando un dibujo tamaño cartulina de un día en la playa, estaba realmente emocionada y ni mis padres tuvieron corazón para mandarme a dormir temprano. En realidad gané... pero no creyeron que yo hubiera hecho el dibujo sola, mucho menos colorearlo (ya para ese entonces comenzaba a probar ciertos estilos de coloreado con mis siempre bienamados aunque anticuados Prismacolor). Me obligaron a tratar de reproducir el dibujo en un pupitre de primaria ante la vista de 5 adultos, tenía media hora. Cuando el dibujo me había llevado varias horas y lo había hecho en una mesa de comedor para 10 personas.
Evidentemente no pude, tenía 8 años y todavía era incapaz de reproducir mis obras (por tonto que sonara eso), mis dibujos en ese entonces salían solo de corazón. Como era de esperar no me dieron ni las gracias, seguro mis padres me habían ayudado (no quiero mencionar las grandes habilidades de mi padre cuyo principal obra de arte es dibujar un pollito con dos bolitas, triangulos y patitas de palitos). Me sentí mal, inutil y creo que perdí el interés en considerarlo como una carrera ¿ser artista? eso era basura.
Aún así, gracias a que yo no tuve amigos en primaria (jajajaja... ¿quien se junta con la niña que sacaba 10? Pfffff patrañas) y siempre terminaba todo antes que todos (creo que eso incrementaba el odio patológico hacia mi... ¿pero que le hacía, así era en ese entonces, terminaba y punto) comencé a escribir y a ilustrar pequeños comics en la parte trasera de mis libretas. Una compañera se interesó y tramabamos parodias infantiles llenas de dibujos simples, cosas tontas como "El ataque de las arañas" o las mil y un parodias que teníamos de una compañera de clase que dio su consentimiento para ser el patiño de los comics... siempre todos terminaban siendo matados por los power rangers o los caballeros del zodiaco, si, aún en ese entonces mi mente era un poco retorcida. Tenían su éxito en mi salón, así que pase de la nerd que nadie le hablaba a la nerd que nadie le hablaba de mente retorcida y bizarrísima forma de pensar.
Dada mi siempre posición media-baja, lo mas cerca que pude estar en esa época de las artes, la pintura o cualquier cosa similar eran los cursos de verano para pintar camisetas, pintar cerámica y mis comics, pagar unas clases de dibujo profesionales ni siquiera era algo que se pudiera mencionar, estaba totalmente fuera de las posibilidades económicas.
En Secundaria conocí a la amiga imaginaria, la hija de dos pintores y que, por ende, había nacido con el don del dibujo, la pintura y todo aquello. Me fascinaba verla dibujar y usar 12 simples colores para crear obras complicadas llenas de vida y color. Yo quería ser capaz de hacer ello y me esforcé a niveles enfermos para mejorar. Ahí adopté el estilo del anime, ella lo usaba mucho para ese entonces y se me hizo la mejor manera de practicar, la simple imitación, con el tiempo se terminó volviendo mas o menos mi estilo.
Siempre he sido autocrítica hasta la exageración, lo cual conducía a frustración cuando una imagen o algo no se parecía, tenía libretas y libretas de dibujo, me encerraba horas en mi habitación y no dejaba que nadie viera mis dibujos ¡es que eran una vergüenza! aunque mi estilo crecía a pasos agigantados. La amiga imaginaria partió en prepa hacia la capital y ya no le pude mostrar como iba mejorando.
La prepa fue una fuente inagotable de dibujo, Rokolita igual recuerde que todas mis libretas estaban atascadas de dibujos por todos lados. Cuando mi madre enfermó los dibujos se volvieron mi único refugio, en ese entonces la computadora estaba fuera de las posibilidades económicas de la familia y el escribir no era una opción. No tuve fiesta de 15 años, ni viaje ni crucero como había deseado y sabía que mis padres me querían dar, pero a cambio recibí algo que aún atesoro, mi caja de prismacolor de 96 colores que en ese entonces costaban poco mas de 200 pesos, el regalo mas caro que se me había dado alguna vez.
Aprendí a combinar colores, crear sombras, todo autodidacta, los tutoriales de devianart o el internet no existían para mi, tenía que aprender con lo que veía en la televisión y ciertas revistas que lograba comprar a escondidas porque era "botar el dinero", con lo que podía ahorrar compraba los colores que se me terminaban (el negro y el carne el que mas). Las acuarleas, los pasteles, los óleos, estilógrafos y cosas parecidas eran un sueño lejano, cuando llegara a trabajar, cuando tuviera lo suficiente me compraría uno, por el momento me tenía que conformar con gastar lo de mi semana en los caros repuestos de prismacolor, de 10 o 12 pesos cada uno o plumas de gel de punto fino (de la exorbitante cantidad de 25 pesos que cuidaba con mi vida) que compraba en la única tienda de diseño de la ciudad y que afortunadamente quedaba cerca de mi casa. Las libretas de dibujo, las mejorcitas que podía conseguir, eran las carísimas jeanbook blancas cuyas hojas eran ligeramente mas gruesas que las normales scribe.
Ja! Papel de diseño? Y eso que es? En prepa sucedió un pequeño milagro: entré a la clase de pintura de las mañanas, sin embargo la cajita de pasteles y los pinceles mas baratos que se pudieron conseguir así como el contadísimo papel fabriano representaron un terrible sacrificio familiar, pero lo disfruté, me sentía maravillosa con mis pinos todos feos y cuando mi madre accedió a comprar un pequeñísimo cuadro para oleo y pude pintar mi escena de playa me sentí Dalí (para ser mi primer intento no fue tan malo) y mi madre todavía lo guarda en su vitrina.
Lo único que pude hacer en la universidad, dado que mis posibilidades económicas se fueron mucho mas abajo, fue hacer dibujos obsesamente por todas las libretas, comentando y cualquier cosa, eso era lo único que podía hacer, aunque la existencia de Lumen me hizo sentirme como pueblerina. Entre a dibujo en la escuela, me quedaba sin comer comida real por algunos días para pagar los materiales, pero valía la pena y tuve que mentir acerca de mis gastos para lograr pagar unas acuarelas mas o menos decentes (osea, no vinci).
Y luego llegamos a mi época actual, ahora puedo comprarme mas cosas para dibujo aunque no tengo el tiempo de tomar unas clases decentes, no creo que ya sean del todo necesarias tener a alguien diciéndome lo horrible que salen mis trazos o lo poco proporcionado de mis figuras o que no uso la forma clásica de hacer bolitas para la proporción humana y mas bien lo saco de corazón. Me avergüenzo de haberlo dejado un poco dado el tiempo que me absorbe, otras actividades, la computadora y cosas similares, pero aún, cuando me siento triste, nada me sirve mejor que tomar el viejísimo cuaderno de dibujo, el lapiz y mi eterna goma y seguir trazando las rayitas y bolitas que van tomando forma y que logran expresar las emociones que yo me trago y ser cosas que evidentemente nunca seré, pero esta bien, mientras tenga lapiz y papel... todo estará bien.
Dibujo desde que tengo memoria, incluso antes de escribir nada me daba mas placer que trazar líneas sin sentido ya sea con el papel o con las viejas acuarleas vinci o con las crayolas. Mis primeros recuerdos acerca de ello se remontan a mi abuela materna, de quien creo que lo heredé. Mi abuela en aquel entonces todavía diseñaba vestidos, se iba a las tiendas de ropa y se grababa los diseños y luego llegaba a casa a pasarlos en sus miles de cuadernos de dibujo, recuerdo que me fascinaba verla dibujar con tanta facilidad. Sus dibujos eran sagrados, por mas que hubiera deseado colorearlos, tenían cierta belleza propia, a pesar de que sus modelos, sin rostro, se quedaban inmóviles modelando en distintas poses un corte, creo que eso era lo que mas me gustaba, las inmóviles formas sin rostro que aún así transmitían cierta gracia.
Mi abuela hubiera sido una gran diseñadora de modas, pero las circunstancias de su vida la llevaron a destinos mas dolorosos.
Ella era quien me ayudaba en las tareas de dibujo cuando yo era demasiado joven para trazar algo decentemente, no se porque siempre he recordado el viejo dibujo de Benito Juarez. Cuando tenía unos 8 años me inscribí en uno de los nefastos concursos del Niño y la Mar, recuerdo que me dormí de madrugada terminando un dibujo tamaño cartulina de un día en la playa, estaba realmente emocionada y ni mis padres tuvieron corazón para mandarme a dormir temprano. En realidad gané... pero no creyeron que yo hubiera hecho el dibujo sola, mucho menos colorearlo (ya para ese entonces comenzaba a probar ciertos estilos de coloreado con mis siempre bienamados aunque anticuados Prismacolor). Me obligaron a tratar de reproducir el dibujo en un pupitre de primaria ante la vista de 5 adultos, tenía media hora. Cuando el dibujo me había llevado varias horas y lo había hecho en una mesa de comedor para 10 personas.
Evidentemente no pude, tenía 8 años y todavía era incapaz de reproducir mis obras (por tonto que sonara eso), mis dibujos en ese entonces salían solo de corazón. Como era de esperar no me dieron ni las gracias, seguro mis padres me habían ayudado (no quiero mencionar las grandes habilidades de mi padre cuyo principal obra de arte es dibujar un pollito con dos bolitas, triangulos y patitas de palitos). Me sentí mal, inutil y creo que perdí el interés en considerarlo como una carrera ¿ser artista? eso era basura.
Aún así, gracias a que yo no tuve amigos en primaria (jajajaja... ¿quien se junta con la niña que sacaba 10? Pfffff patrañas) y siempre terminaba todo antes que todos (creo que eso incrementaba el odio patológico hacia mi... ¿pero que le hacía, así era en ese entonces, terminaba y punto) comencé a escribir y a ilustrar pequeños comics en la parte trasera de mis libretas. Una compañera se interesó y tramabamos parodias infantiles llenas de dibujos simples, cosas tontas como "El ataque de las arañas" o las mil y un parodias que teníamos de una compañera de clase que dio su consentimiento para ser el patiño de los comics... siempre todos terminaban siendo matados por los power rangers o los caballeros del zodiaco, si, aún en ese entonces mi mente era un poco retorcida. Tenían su éxito en mi salón, así que pase de la nerd que nadie le hablaba a la nerd que nadie le hablaba de mente retorcida y bizarrísima forma de pensar.
Dada mi siempre posición media-baja, lo mas cerca que pude estar en esa época de las artes, la pintura o cualquier cosa similar eran los cursos de verano para pintar camisetas, pintar cerámica y mis comics, pagar unas clases de dibujo profesionales ni siquiera era algo que se pudiera mencionar, estaba totalmente fuera de las posibilidades económicas.
En Secundaria conocí a la amiga imaginaria, la hija de dos pintores y que, por ende, había nacido con el don del dibujo, la pintura y todo aquello. Me fascinaba verla dibujar y usar 12 simples colores para crear obras complicadas llenas de vida y color. Yo quería ser capaz de hacer ello y me esforcé a niveles enfermos para mejorar. Ahí adopté el estilo del anime, ella lo usaba mucho para ese entonces y se me hizo la mejor manera de practicar, la simple imitación, con el tiempo se terminó volviendo mas o menos mi estilo.
Siempre he sido autocrítica hasta la exageración, lo cual conducía a frustración cuando una imagen o algo no se parecía, tenía libretas y libretas de dibujo, me encerraba horas en mi habitación y no dejaba que nadie viera mis dibujos ¡es que eran una vergüenza! aunque mi estilo crecía a pasos agigantados. La amiga imaginaria partió en prepa hacia la capital y ya no le pude mostrar como iba mejorando.
La prepa fue una fuente inagotable de dibujo, Rokolita igual recuerde que todas mis libretas estaban atascadas de dibujos por todos lados. Cuando mi madre enfermó los dibujos se volvieron mi único refugio, en ese entonces la computadora estaba fuera de las posibilidades económicas de la familia y el escribir no era una opción. No tuve fiesta de 15 años, ni viaje ni crucero como había deseado y sabía que mis padres me querían dar, pero a cambio recibí algo que aún atesoro, mi caja de prismacolor de 96 colores que en ese entonces costaban poco mas de 200 pesos, el regalo mas caro que se me había dado alguna vez.
Aprendí a combinar colores, crear sombras, todo autodidacta, los tutoriales de devianart o el internet no existían para mi, tenía que aprender con lo que veía en la televisión y ciertas revistas que lograba comprar a escondidas porque era "botar el dinero", con lo que podía ahorrar compraba los colores que se me terminaban (el negro y el carne el que mas). Las acuarleas, los pasteles, los óleos, estilógrafos y cosas parecidas eran un sueño lejano, cuando llegara a trabajar, cuando tuviera lo suficiente me compraría uno, por el momento me tenía que conformar con gastar lo de mi semana en los caros repuestos de prismacolor, de 10 o 12 pesos cada uno o plumas de gel de punto fino (de la exorbitante cantidad de 25 pesos que cuidaba con mi vida) que compraba en la única tienda de diseño de la ciudad y que afortunadamente quedaba cerca de mi casa. Las libretas de dibujo, las mejorcitas que podía conseguir, eran las carísimas jeanbook blancas cuyas hojas eran ligeramente mas gruesas que las normales scribe.
Ja! Papel de diseño? Y eso que es? En prepa sucedió un pequeño milagro: entré a la clase de pintura de las mañanas, sin embargo la cajita de pasteles y los pinceles mas baratos que se pudieron conseguir así como el contadísimo papel fabriano representaron un terrible sacrificio familiar, pero lo disfruté, me sentía maravillosa con mis pinos todos feos y cuando mi madre accedió a comprar un pequeñísimo cuadro para oleo y pude pintar mi escena de playa me sentí Dalí (para ser mi primer intento no fue tan malo) y mi madre todavía lo guarda en su vitrina.
Lo único que pude hacer en la universidad, dado que mis posibilidades económicas se fueron mucho mas abajo, fue hacer dibujos obsesamente por todas las libretas, comentando y cualquier cosa, eso era lo único que podía hacer, aunque la existencia de Lumen me hizo sentirme como pueblerina. Entre a dibujo en la escuela, me quedaba sin comer comida real por algunos días para pagar los materiales, pero valía la pena y tuve que mentir acerca de mis gastos para lograr pagar unas acuarelas mas o menos decentes (osea, no vinci).
Y luego llegamos a mi época actual, ahora puedo comprarme mas cosas para dibujo aunque no tengo el tiempo de tomar unas clases decentes, no creo que ya sean del todo necesarias tener a alguien diciéndome lo horrible que salen mis trazos o lo poco proporcionado de mis figuras o que no uso la forma clásica de hacer bolitas para la proporción humana y mas bien lo saco de corazón. Me avergüenzo de haberlo dejado un poco dado el tiempo que me absorbe, otras actividades, la computadora y cosas similares, pero aún, cuando me siento triste, nada me sirve mejor que tomar el viejísimo cuaderno de dibujo, el lapiz y mi eterna goma y seguir trazando las rayitas y bolitas que van tomando forma y que logran expresar las emociones que yo me trago y ser cosas que evidentemente nunca seré, pero esta bien, mientras tenga lapiz y papel... todo estará bien.
3 comentarios:
Ja que irponico pasamos toda nuestra vida dependiente de los padres soñando con lo que realmente queremos hacer y cuando yo tenga dinero y cuando yo pueda decidir haré, y llega el momento en que tenemos la decisión (o bueno a medias por la cierta seguridad que te da tu sueldo) y el dinero pero no tenemos el tiempo y más si nos queremos dedicar a cosas banales como pintura, escultura o en mi caso actuación. Pero no deberíamos encontrar un tiempo para hacer lo que queremos desde siempre o cuando lo vamos a hacer un día antes de nuestro fin de vida????
Un dato curioso en mi caso es que fue mi desición ser QFB, también desde que tengo memoria quise ser química (no pregunten porque por favor, ni yo lo entiendo) así que por lo menos me queda la tranquilidad de que yo lo decidí. Sin embargo, otra razón por la que no lo estudié fue para que no perdiera la libertad que me da no hacerlo para vivir sino porque realmente lo disfruto y no convertirlo en una obligación.
Pero si... maldito tiempo. No son cosas banales, son las rutas de escape, son la forma de reflejar lo que somos y sentimos y mejor le paro porque me pongo de filosófica jajajaja
Que recuerdos removiste ne mi mente, cuanta emocion salio, aunado a que escucho nude de Radiohead. Es curioso como por azar te llegas a encontrar cosas como la que escribes, que te identifican de una manera increible.
En pocas palabras, me ha maravillado tu post
:)
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