Vamos a ponernos melancólicos...
Y si, de nuevo es diciembre, el último mes de un año que demostró sacar lo mejor y lo peor de mí en aspectos tanto personales como profesionales, un año de cambios, un año de lucha, un año de penas, de tirar y empujar, un año en parte para querer olvidar pero que nunca se olvidará.
Comienzan las nefastas películas navideñas en todos los canales, desde santas afroamericanos hasta mexicanos, las ventanas iluminadas por villitas navideñas y árboles de navidad, las compras de pánico, las ofertas, centros comerciales a reventar, las dietas desesperadas por lucir el vestido previo a las cenas navideñas y de fin de año, la hipocresía, la unión familiar, los intercambios, las lágrimas y los buenos deseos para un 2009 que no se sabe ya como va a pintar entre crisis, corrupción, inseguridad creciente y de un futuro incierto pero prometedor.
Este año fue un primero en todo en muchos sentidos y también un último. Es como si realmente fuera el primer año de toda mi vida, lejos de la protección bajo la que generalmente me cobijo (extrañamente) pero a la vez sintiéndome segura a pesar de todo. Año de subes y bajas, risas y lágrimas, depresiones severas y alegrías inmensas, planes frustrados, en fin... la vida real asomó su horrible carota.
El primer año que pasaré lejos de casa... lejos de la familia biológica. Es triste y a la vez no lo es, es extraño, es un paso que tarde o temprano se tenía que tomar, que pone punto final a viejas ilusiones para todos. Un año para crecer.
Este año fue tanto negro como luminoso. A veces las cosas mas negras impedían ver las mas brillantes, las que te mantenían de pie y adelante, las manos amigas que hacían soportable el día a día cuando todo parecía un vórtice sin final. Un año de tocar fondo y volver a salir a la superficie. Un año para conocer las debilidades y las fortalezas del alma.
Un año raro... El año de mi cuarto de siglo donde nada salió como lo planeado, de todo y de nada, de desesperación y de júbilo.
Comienza diciembre y todavía guarda varias sorpresas inesperadas para bien y para mal.
Ahora que comienza diciembre yo sólo espero algo de lo que queda de este 2008:
Que ya se termine.
P.D. Si, la cancioncita de fondo es ironía.
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